Álvaro Rodríguez Eiras, Antonio Fontenla Ramil, «Todavía vamos a tener que apretarnos un poco más el cinturón»

Hace 30 años los empresarios gallegos se unieron en torno a la CEG, en una Galicia que era bien distinta de la actual, pues en 1981 todavía había 440.000 personas trabajando en el campo y hoy, solo 86.600. En paralelo, los servicios han pasado de 353.000 a 737.000 trabajadores. ¿Un dato bueno?: la inflación, que del 15,6 % ha bajado al 3,4. ¿Y uno malo?: el desempleo, que del 6,12 % se ha disparado hasta el 17,25.

Álvaro Rodríguez Eiras fue, en 1981, el primer presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG). El testigo del pionero lo recogieron Emilio Pérez Nieto, Jo- sé Pablo Rodríguez-Mantiñán, Atonio Ramilo y Antonio Fontenla Ramil, que es el actual rector de la CEG. Me reciben en la sede de la entidad, en el casco antiguo de Santiago. Una entrevista a dos bandas es siempre un reto, por lo que les ruego orden. Pero no hace falta. —Solo han pasado 30 años, pero parece que hablamos de la prehistoria…

—[Álvaro Rodríguez Eiras] Casi, casi, sobre todo en lo que respecta a la CEG, porque fue pasar de la nada a la actualidad, a la plenitud que hay en este momento. La comparación es perfectamente válida. En aquel momento surgimos por una imperiosa necesidad, que fue buscar en la naciente democracia la representación de los empresarios cuando ya estaba organizada la de los trabajadores. En una democracia, evidentemente, necesitamos un equilibro para el diálogo social.
—¿Y hoy en día?
—[Antonio Fontenla] Ese espíritu sigue vigente. Nuestra primera gran tarea es la representatividad y mantener el diálogo social con los sindicatos y con todas las administraciones públicas. Treinta años después, gracias a unos pioneros (señala a Rodríguez Eiras) que en el año 81, en la Prehistoria, como usted bien decía, y con los mamuts, hicieron todo este planteamiento, podemos nosotros estar en la situación que estamos.
—¿Cómo fue aquella primera CEG en los años 80? —[A.R.E.] ¿Qué cómo fue? —sonríe—, ¡pues una improvisación! Tuvimos que improvisar todo. Al principio no teníamos nada, ni organización ni dinero. Recuerdo que al principio yo pagaba de mi bolsillo los viajes y todos los gastos. No teníamos presupuesto y estábamos tratando de convencer a los empresarios de que se unieran para formar asociaciones y confederaciones, de modo que para lo que menos tiempo teníamos era para pedirles dinero, pese a que ya estaban establecidas unas cuotas.

—Cabe intuir que había cosas que aún parecían fuera de lugar… —[A.R.E.] Recuerdo que una vez fui a pedirle fondos a un amigo para una campaña y me contestó «yo no te doy dinero para que andes de viajes y de comilonas». La sede era la misma que la de la confederación de Lugo y tenía una sola empleada. Así nació la CEG. En aquella época abundaban las taifas y hubo que hacer una ardua labor para convencer a los empresarios de que debíamos unirnos a fin de tener representatividad. Hubo que luchar para convencerles de lo necesario que eso era. Fue una labor difícil, de mucho trabajo y mucho diálogo. —

¿Y cómo es actualmente? —[A.F.] Hoy la CEG está consolida- da. Treinta años han sido suficientes para que se diga que si la CEG no existiera, habría que inventarla; porque no serían lo mismo ni las relaciones laborales ni las relaciones económicas, ni muchos otros temas en los que estamos inmersos, como buscar financiación para las empresas y favorecer su internacionalización como medio para mitigar la caída de las ventas en el mercado nacional.

—Digamos que se ha profesionalizado. —[A.F.] Totalmente. Lo que ha habido ha sido una serie de hitos. De entrada, la primera y única euroventanilla que se ha abierto en Galicia la tiene la CEG. En los últimos años, también hemos estado firmando una serie de acuerdos económicos y sociales muy importantes en el desarrollo de Galicia. Ha habido una Ley de Participación, que se aprobó por unanimidad en el Parlamento gallego, que nos reconoce como los auténticos representantes de los empresarios. Ya no tenemos que decir quiénes somos y qué queremos, que es la labor difícil que tuvieron que hacer unos esforzados como Álvaro. Ahora ya todo aquel que tiene un problema o le pasa algo viene a la CEG y nos lo transmite. —[A.R.E.] Eso es lo que siempre he- mos buscado y lo que ha conseguido Antonio [Fontenla] hace poco. —Señor Fontenla, usted vivió el peor momento de la confedera- ción, en el 2001…

Al principio no teníamos organización ni dinero, me tenía que pagar los gastos»

—[A.F.] Aquella fue una situación tremenda, porque se habían cometido una serie de irregularidades. Yo llegué aquí un poco empujado y presionado por un montón de gente de muchos estamentos y enseguida me di cuenta de que había habido unas irregularidades importantes que nos llevaron casi a la suspensión de pagos. La gente nos miraba mal, porque había habido temas gravísimos. Al poco, tuve que ir al Ministerio de Trabajo porque teníamos con ellos una deuda muy importante, de 400 y pico millones de pesetas de los cursos de formación. Fui allí a Madrid y me estaban esperando como en un juicio sumarísimo y yo les dije que les pedía disculpas diciéndoles que la organización que yo presidía ahora no había sabido hacer honor a la con- fianza que ellos depositaron en nosotros, pero que lo que quería era pagar. Les pedí tiempo y condiciones, nos las dieron y la verdad es que la situación ahora está total mente normalizada.
—La CEG ha cambiado mucho. ¿Y la Galicia económica? —[A.R.E.]. Pues yo diría que era parecida a la de ahora, pero había muchos menos empresarios, eran más pequeños, las industrias eran mucho menores y, desde luego, no había ninguna costumbre de vivir en democracia. Teníamos poca voz y en aquel momento tuvimos que aprender que aquella voz tenía que ser nuestra voz y que para ello debíamos unirnos.
—[A.F.] Cuando nació la CEG solo tenía 20.000 empresas y hoy estamos en más de 100.000. Es un dato de cómo hemos evolucionado. —[A.R.E.]. ¿20.000? Y probablemente estábamos mintiendo y la diferencia es mayor (ambos se ríen a carcajada limpia). —Diagnostique el presente. —[A.F.] Pues estamos tratando de sacar adelante una serie de sectores punteros en Galicia, como puede ser el naval, que por circunstancias ajenas a nosotros se nos ha complicado mucho la vida. Tenemos muy poquita financiación y esto es muy grave, porque las pequeñas y medianas empresas, que son prácticamente la totalidad de las que están en la CEG, se están viendo al límite. Estamos tratando que no desaparezcan empresas, porque después de que un empresario fracasa es muy difícil que vuelva a resurgir. Es muy penoso que empresas que son rentables puedan dejar de funcionar por falta de oxígeno, que es la financiación. Estamos en esto, en fomentar la internacionalización y en todo aquello que los empresarios necesitamos para poder salir de esta crisis.
—La crisis es como Roma, que todos los caminos conducen a ella. Últimamente nos pasamos la vida hablando de ella. ¿Tenemos futuro?
—[A.F.] Sí. Yo creo que la solución a la crisis existe, pero que tiene que ser una serie de medidas traumáticas. No podemos seguir manteniendo una serie de estructuras que no se pueden mantener. Todavía vamos a tener que apretarnos un poco más el cinturón, porque el nuevo Gobierno que entre tendrá que tomar una serie de medidas en ese sentido. Habrá que ver cuáles son las medidas fiscales que hay que tomar y si hay que relajarlas, o de qué medidas podemos hablar en términos laborales, respetando por su- puesto los derechos que cada uno tenga adquiridos. Siempre se dice que queremos abaratar el despido. Nosotros no queremos abaratar el despido, lo que queremos es un nuevo modelo de contrato que haga que no estemos en los cinco millones de parados, que es lo que nos echan en cara todos los países de la OCDE y nuestros socios comunitarios. Queremos ver cómo podemos hacer para no tener un déficit que nos amenace y que nos hace que nuestra prima de riesgo, algo que no conocíamos… en tus tiempos (habla con Rodríguez) no hablabais de prima de riesgo…
—Sí, porque hoy entras en un bar y parece que estás en el G-20, hay personas que hablan de la prima de riesgo como si supiesen lo que es; al margen de que sí hay quienes lo saben.
—[A.F.] ¡Eso es malísimo! —sonríe Rodríguez Eiras—. Recuerdo que en la Argentina de hace unos años, donde había inflaciones de casi el 100 %, todo el mundo sabía la tasa de cambio del dólar, los limpiabotas, los camareros, todos… —[A.R.E.] Porque en aquellos años el dólar era casi su moneda. —[A.F.] Claro, y por eso era muy im- portante saberlo. Y ahora aquí pasan cosas parecidas… A finales del 2012, según dicen, podrían mejorar el paro y también el consumo, pero tampoco mucho. Habrá que llegar a tocar el fondo y ver cómo salimos, pues es muy importante ver cómo será ese rebote. —[A.R.E.] ¿Me permites que diga una cosa?
—Faltaría más.
—[A.R.E.] Voy a decir algo que tal vez sea un poco escandaloso, pero creo en ello: La crisis existe y es gravísima, pero es tanto el peso de los medios de comunicación en la vida moderna que ellos mismos han contribuido a agravarla. En el sentido de que, si bien la deuda del Estado es cara y muy grande y las empresas no tienen posibilidad de conseguir créditos, también hay un sector de la población que está cobrando un sueldo y que debería estar viviendo como antes. Los funcionarios, por ejemplo, siguen cobrando su sueldo pero están tan alarmados que no consumen.

—¿Qué servicios ofrece la CEG? —[A.F.] Lo más importante es que la afiliación es voluntaria. Entras y sales cuando quieras, lo que nos hace ser mucho más competitivos y estar más al tanto de lo que necesita el empresario. Tenemos todo lo que es la negociación colectiva. Segundo, toda clase de representaciones en todos los órganos del Gobierno para defender la representación empresarial. Luego todo lo que es más cotidiano, que es el asesoramiento fiscal, laboral, económico, comercial. Otros de los grandes servicios que prestamos son la internacionalización y la formación, a través de las confederaciones provinciales y sectoriales. Formamos parte de la comisión tripartita, que es la que marca las cifras que dan para cada sector y para cada territorio.

—Concrete, por favor, cómo favorecen la internacionalización.

—[A.F.] Estamos organizando catorce plataformas empresariales en todo el mundo. En este momento están ya funcionando México, Colombia, Brasil, Argentina, Francia, Rusia y antes de final de año se abrirán las de Nueva York y Miami y, posiblemente, también la de Londres. Son muy austeras, muy modestas, las forman tres personas y están para buscar las oportunidades que puedan presentarse para los empresarios gallegos de vender y comprar en esos países y para atraer posibles inversiones extranjeras a Galicia. En estos momentos estamos metidos en alguna muy importante que espero que salga adelante. También tenemos el departamento SALT, pensado para asesorar en licitaciones internacionales. Los empresarios que hemos asesorado han conseguido licitaciones por valor de cien millones de euros.

—Cumplen ustedes 30 años y lo celebran con un congreso. —[A.F.] Pues sí. Lo hemos bautizado Claves para la recuperación eco- nómica. Vendrá el presidente de la CEOE, Juan Rosell, será su primera estancia en Galicia como presidente de la organización. Acudirán también los presidentes de las comisiones económica y laboral de la CEOE, José Luis Feito, que preside a su vez el Instituto de Estudios Económicos, y Santiago Herrero León, que es también vicepresidente de la CEOE. Pero no quisimos quedar- nos solo ahí y también vendrá José Luis Mora, del Grupo Santander, para que nos hable de la recapitalización de la banca.
—¿Y los primos del sur?… —También vendrá el presidente del empresariado portugués, Juan Antonio Barros. Queremos que nos cuente qué pasa en un país interve- nido, que es mucho, pues las medidas que les impone la Unión Europea son tremendas.
Y clausurará el acto el presidente de la Xunta. —¿Lugar y hora? —[A.F.] Será el próximo miércoles, día 9, en el Auditorio de Galicia de Santiago. Empezaremos a las 9.30 horas y finalizaremos a las 12.30.

Es muy penoso que empresas rentables puedan cerrar por falta de oxígeno, que es la financiación»
Organizamos catorce plataformas en todo el mundo para buscar oportunidades»

CONVOCATORIA
FORO DE DEBATE Y HOMENAJE AL PRESIDENTE FUNDADOR
Con motivo del 30 aniversario, la CEG ha convocado para el próximo miércoles, 9 de noviembre, el foro Claves para la recuperación económica, que reunirá en el Auditorio de Galicia de Santiago a una nutrida representación del empresariado gallego.
La convocatoria servirá para analizar la eficacia de las medidas adoptadas hasta ahora frente a la crisis, al tiempo que se presentarán una serie de propuestas para la reactivación de la economía. Además, el programa de la jornada incluye un homenaje al presidente fundador de la entidad, Álvaro Rodríguez Eiras.
Tras tres decenios de existencia, la actual directiva de la CEG quiere reconocer públicamente la labor que desarrolló Rodríguez Eiras durante los primeros años, «cuando todo estaba por hacer», según la gráfica descripción que ha hecho Fontenla Ramil, el actual presidente.
En el acto, al que asistirán los presidentes de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, y de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell, Álvaro Rodríguez Eiras recibirá la primera insignia corporativa de la CEG.
LARGA TRAYECTORIA
Rodríguez Eiras (Meira, 1932) fue nombrado alcalde de su municipio natal con solo 29 años, responsabilidad que ostentó durante un lustro. En 1971 constituyó Aresa, el primer centro de distribución de fertilizantes y ce- reales, en Lugo; empresa cuyos servicios están presentes actual- mente en toda Galicia.
A partir de 1975 el empresario presidió el Club Político de Lugo, entidad creada para que los principales líderes políticos de la transición recalaran en la ciudad, con el propósito expreso de que la sociedad civil conociera las corrientes ideológicas en presencia. El club se clausuró tras las primeras elecciones, en 1977.
Rodríguez Eiras participó activamente en la constitución de la CEG y fue, también, el primer presidente de la Confederación de Empresarios de Lugo (CEL).
En la actualidad preside el Grupo Aresa, del que también forman parte Granova Cereales y Todocampo, la mayor cadena de tiendas de agricultura y jardinería de Galicia. Junto a otra empresa por él participada, Soaga, Aresa es líder en la distribución de fertilizantes en la mitad norte de España y Portugal; la facturación total del grupo superó en 2010 los 200 millones de euros anuales y da empleo directo a trescientos trabajadores.