Entrevista a Carlota López, adxunta á dirección en Aresa.

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Carlota López Pardo (Santiago de Compostela, 1979) habla con la seguridad que da saber. Y ella sabe. Del campo, del mar y de todo lo que da de comer al hombre. Eso que nunca queda viejo.

-La Aresa de 1971 le queda un poco lejos, ¿no?

-Me queda imposible (ríe). Sé lo que me han contado. En los inicios, el fundador, Álvaro Rodríguez Eiras, empezó como un negocio de distribución de fertilizantes. Empezó en la rúa Montirón con un bajo, y estaban él y otra persona, y progresivamente, a medida que fueron haciendo negocio y fueron creciendo, se fue contratando a más gente, y viendo las necesidades de la empresa y tratando de mejorar constantemente. Hasta hoy.

-¿Cómo lograron hacerse un hueco y convertirse en líderes?

-Fue fundamentalmente al convertirse en mayoristas de fertilizantes. En aquel momento ese negocio en concreto estaba en sus inicios en Galicia, y aparte de eso, lo complementaron con la distribución mayorista de cereales. A base de un negocio que estaba en sus inicios, no el consumo pero sí la distribución mayorista, haciéndose con unos proveedores estables y generándoles confianza a sus clientes, que a su vez son distribuidores más pequeños, fueron haciéndose un hueco.

-¿Cuál es actualmente su principal línea de negocio?

-Sigue siendo la distribución al por mayor de fertilizante, con una gama mucho más amplia, no únicamente fertilizantes convencionales, sino también específicos para cada cultivo, y líquidos, que es una línea nueva. Una de las marcas estrella sigue siendo Fertimón, pero se está haciendo un trabajo de innovación para ampliar la gama de fertilizantes y adaptarla a los requisitos de hoy. Además, tenemos un mercado importante de piensos y alimentación animal, plásticos de ensilaje, fitosanitarios, semillas…

-La empresa tiene 45 años, pero fue en los últimos quince cuando comenzó a diversificar las líneas de negocio…

-La empresa originaria es Aresa, pero a principios de los años 2000, en el 2002 y el 2003, con otro grupo familiar creamos Granova para la parte de alimentación animal, fitosanitarios, semillas… y las tiendas Todocampo, de distribución al por menor de productos de agricultura, ganadería, jardín y mascotas. Tenemos una en O Ceao, otra en Meira y otra en Foz. Esas líneas nos han permitido una diversificación y un crecimiento importantes.

-Da la impresión de que durante la crisis la gente volvió al campo. ¿Ustedes lo notaron?

-Lo que notamos, ya no solo en los años de la crisis sino un poco más allá, es que, aunque sí que es cierto que no vuelve tanta gente como se va, es decir, no hay tantas continuidades como abandonos desgraciadamente, la gente que viene es gente ya con una formación importante, con muchas ganas, porque para meterse en un negocio de estas características hay que venir con muchas ganas, y con muchas ganas de innovar. Vemos que el relevo, aunque a lo mejor en cuantía no es el ideal, sí que es cierto que en calidad es bueno, y la gente que entra lo hace con conocimientos y sabiendo lo que hace, pudiendo gestionar con eficacia un negocio que ya no es la idea de siempre de una explotación agrícola o ganadera, sino que se toma como si fuera un negocio de cualquier otro tipo, mirando bien los números y tratando de innovar en todos los sentidos. Es un relevo de calidad..

López cree que el campo está a punto de entrar en una nueva etapa. Dice que llegó a él casi por herencia, pero la pasión con la que habla del campo la delata.

«Es una vocación familiar, pero me encanta; no lo cambiaría por nada»

-Su actividad profesional ha estado ligada primero al sector pesquero, en Pescanova, y más tarde a la agricultura en Aresa. ¿Es una vocación lo del campo?

– Bueno, es una vocación familiar (ríe). Pero, desde luego, a día de hoy es un sector que me encanta, no lo cambiaría por otro. Me parece que tiene muchas cosas buenas, y además es el nuestro precisamente, el de nuestra tierra. Y no es una cosa puntual, ni que vaya a verse afectado por burbujas ni por momentos en que vaya muy bien y momentos en que vaya muy mal. La alimentación es una de las principales necesidades humanas, y eso va a seguir una evolución permanente. Es una riqueza que tenemos en Galicia. No todos los lugares gozan de las mismas ventajas climatológicas, de tierra, de aquí. Es algo que ya tenemos, y tenemos que sacarlo adelante.

-Y, aun así, con lo rural que es, hay muy pocas mujeres empresarias o directivas en el sector.

– Y en casi todos los sectores, pero cada vez hay más. En no muchos años, no digo que se iguale, pero sí se normalizará.

«Yo empecé de mayor más que de jovencita a hacer deporte, así que no creo que llegue a nada. No creo que me retire por esa vía [risas]»

«me gusta nadar, bailar, el tenis y un poco de todo»

-Mi plan ideal es estar con mi familia. Primero, que tengo niños pequeños -advierte, como si fuera suficiente razón para derribar cualquier posible duda de un solo golpe-, y segundo, hacer un poco de deporte. La cuesta decidirse por uno: «Me gusta nadar, bailar, casi todo, jugar al tenis… un poquito de casi todo». Divertida, hace gala de un sentido del humor que, lejos de estar reñido con la solidez de sus argumentos en todo lo que dice, la refuerza, confiesa por qué no hay ninguna disciplina que se imponga al resto: «Yo empecé de mayor más que de jovencita a hacer deporte, así que no creo que llegue a nada. No creo que me retire por esa vía -vuelve a reír-, pero, además, a partir de cierta edad moverse un poco es fundamental. Y andar y todo lo que pueda, a un nivel muy poco profesional, muy amateur». Sus obligaciones profesionales y personales no le dejan demasiado tiempo para el deporte, pero «roba» el que puede, dos o tres días a la semana.

Publicado en La Voz de Galicia el 24/09/2017.